Cómo trabajamos

La Terapia Gestalt está inscrita en la corriente de la Psicología Humanista, que surgió como reacción a las dos principales corrientes existentes a mediados del siglo XX:

  • El psicoanálisis freudiano, centrado en los aspectos patológicos de la persona.
  • El conductismo, circunscrito al comportamiento humano y basado únicamente en variables cuantificables, atendiendo sólo a aquello que es susceptible de ser medido.
 

Como humanistas y como terapeutas gestálticos nuestro trabajo contempla más que el trastorno, y no se reduce al comportamiento, sino que consideramos otros aspectos vitales de nuestra existencia.

1. Reconocemos a cada persona como un ser único e irrepetible. No sólo como organismo, también es única su trayectoria de vida en el mundo, lo son las experiencias que nadie podrá vivir del mismo modo, y la visión y la sabiduría que obtendrá a lo largo de su historia. Por esa razón nos aproximamos a cada relación y a cada proceso terapéutico considerando su singularidad.

2. Entendemos que las personas tienen el deseo y la capacidad de evolucionar, de conocer cada vez en mayor profundidad el mundo que les rodea, y de vivirlo en plenitud y en la mejor de las formas posibles. Integramos esta expectativa en nuestro trabajo, y si el cliente está interesado trascendemos la mera resolución del conflicto.

3. El ser humano está en relación con todo lo que le rodea, y desde la perspectiva gestáltica la división organismo/ambiente no existe físicamente, es conceptual. Las personas establecemos una frontera que nos separa del resto, y en pocas ocasiones nos percibimos como parte de una totalidad. También es conceptual la división que hacemos cuando nos referimos a los aspectos intelectual, emocional, físico o espiritual de la persona. Cada uno de estos aspectos está atravesado por los otros tres, ninguno tiene una existencia separada.

Ahora bien, los trastornos neuróticos, que se mantienen por una pérdida de la capacidad del darse cuenta, se manifiestan a través de síntomas que clasificamos como emocionales, físicos o cognitivos. Por eso nos centramos en recuperar la capacidad de darse cuenta durante las sesiones en cada uno de estos ámbitos. Porque en la medida en que el paciente va conociendo cómo rehúye el darse cuenta, su organismo va liberando el bloqueo de la atención que altera sus procesos emocionales, o su pensamiento, o le impide relacionarse libremente.

TRABAJO EMOCIONAL

Trabajamos desde la confianza en la sabiduría del organismo y el respeto y valoración de todo aquello que sentimos. Porque sin duda alguna, todo lo que sentimos tiene su razón de ser. Sin juzgar o cuestionar nuestras emociones, sino entendiendo que son esenciales en el proceso por el que nuestro organismo responde ante acontecimientos que lo movilizan. Trabajamos para despenalizar las emociones, tomando conciencia de ellas, dejándolas ser, y para permitir su libre expresión de modo que los bloqueos impuestos culturalmente, los juicios interiorizados que las consideran inadecuadas, pierdan su influencia.

TRABAJO CORPORAL

La represión o el bloqueo de nuestras emociones conlleva contracciones musculares y posturas de origen defensivo o caracterial, que cuando se repiten terminan convirtiéndose en habituales. El cuerpo indica lo que nos está sucediendo, ya sea porque lo manifiesta o porque intenta controlarlo, y ello nos permite acceder a contenidos no expresados verbalmente, y a percatarnos de interrupciones en el libre fluir del organismo.

Podemos considerar dos vertientes en el trabajo corporal. Por una parte la atención y toma de conciencia del modo en que el cuerpo se manifiesta, teniendo en cuenta todo lo observable: el tono de voz, la respiración, la postura, los gestos y expresiones, ayudando al paciente a alcanzar una mayor toma de conciencia de sí mismo a nivel corporal. Por otra parte facilitamos la expresión y liberación de lo reprimido a través del movimiento.

TRABAJO INTELECTUAL

Tras las represiones y los bloqueos, tras nuestras actitudes, incluso tras nuestros deseos, preferencias o proyectos, habitan las ideas. Formas de entendernos a nosotros mismos, a los demás y al mundo, que no siempre provienen de nuestra comprensión, sino que están en el ambiente y son compartidas por la mayoría sin apenas cuestionamiento. Estas ideas preconcebidas nos controlan en muchos aspectos y en ocasiones determinan nuestra conducta o afectan nuestro estado de ánimo. Y no es posible un ejercicio de libertad o de auténtica creatividad sin antes descubrirlas e iniciar un proceso de comprensión y desidentificación.

La terapia gestáltica se define como centrada en el encuentro entre terapeuta paciente. Ese encuentro que tiene vocación de autenticidad, en el aquí y ahora, genera un espacio seguro para cuestionar y analizar las ideas preconcebidas, y para que el paciente pueda llegar a vivenciar y disfrutar su propia originalidad.